martes, 9 de febrero de 2021

Estampado en gasa con flores frescas



 A primeros de febrero el jardín empieza a moverse, algunos capullos ya están regordetes y unos pocos adelantados abren: las margaritas, las vincas y el membrillero japonés. Este último florece dos veces al año, la primera es en este mes, se cubre de un rojo carmín muy llamativo.
Esperaba impaciente estas flores porque me entretienen mucho las manualidades que se pueden hacer con ellas. Había ojeado algunos tutoriales de estampación floral en tela y encontré uno que me llamó la atención por su simplicidad. Consiste en golpear con un martillo de goma la flor, recién cogida, sobre la tela, fácil ¿no?, la duda fue cómo fijar los colores para que pudiesen aguantar el lavado, seguí algunos consejos, cuestionables, y no, no funcionaron. Por deducción, compré un impermeabilizante para tejidos y con un pincel apliqué una capa sobre las flores, algunas resistieron el tratamiento y el lavado, otras… cambiaron el look.

El tono malva de la vinca quedó perfecto, el botón de la margarita también conservó el amarillo, la hoja de la nandina, de color fresa, derivó hacia el guinda, y la flor del membrillo… no sé, entre un rosa cereza y lila. Ya veo que voy a enloquecer cuando llegue la primavera, y aunque tengo tiempo para experimentar, no quiero que se alargue, así que seguramente me apunte a un taller.

Recogiendo las plantitas para el trabajo encontré un trébol de cuatro hojas, tantas veces que lo busqué y ahora aparece sin más, por casualidad, qué cosas. Espero que me de mucha suerte, porque tengo que repartirla.