“Baños de ola”. Lo prescribían hace muchos años los médicos
con la finalidad de combatir el asma, la depresión o los problemas
circulatorios. También existía una guía del bañista, con estrictas normas de
aplicación, para aprovechar al máximo los efectos terapéuticos del agua de mar
(cuántas olas podían recibir, o en qué postura encararlas en función de la
dolencia, cuánto tiempo tenían que estar, …). Hoy conocemos de sobra las
propiedades del agua de mar y la piel es uno de los órganos que más se beneficia de
ellas. Sales minerales como cloruros de sodio, magnesio, calcio,
potasio, yodo, etc., mejoran la dermis con sus cualidades antioxidantes,
cicatrizantes y antiinflamatorias.
Que estos jabones no van a reemplazar un “baño de ola” no
deja dudas, y que consiguen una piel más suave porque limpian con efecto
exfoliante también, y que son uno de los mejores antisépticos naturales, está
probado. Pero… tienen un inconveniente, llevan sal marina y un elevado
porcentaje de aceite de coco, y aunque se contrarresta con un mayor
sobreengrasado, el jabón es astringente, así que las pieles secas no deben
usarlo.
Sal
Aceite de coco, ricino y girasol
Hidrolato de lavanda y rosas
Aceite de coco, ricino y girasol
Hidrolato de lavanda y rosas