El jabón lleva aceite de coco, aceite de girasol bio, karité,
colofonia y cera de abeja. El proceso de saponificación lo hice en caliente, en
una olla de cocción lenta, sin superar los 85º. Me llevó aproximadamente 50
minutos, pero esto no sirve de referencia; los aceites, la temperatura
ambiental y los aditivos pueden alargar o acortar el proceso. En este caso la
colofonia redujo bastante el tiempo y dejó además al jabón con un aspecto quebradizo, estética que me gusta bastante.
Esta forma de elaboración es ideal para que las esencias
puras y los sobreengrasados con "aceites de lujo" lleguen con sus mejores cualidades pues los
incorporamos cuando la pasta de jabón ya ha alcanzado la saponificación y la temperatura
ha descendido. Y ahora sí que nos merece la pena utilizarlos de buena calidad,
aunque se dispare un poco el precio.
Después de conseguir la gelificación (la pasta de jabón toma
un aspecto de vaselina) medí el PH, esperé a que la temperatura bajara a 60º, le
puse un trocito de karité (15 gramos) y eché los aceites esenciales: lavanda y
sándalo. Qué más os puedo contar que no veáis en las fotos, ah, sí, que a los
dos días los pude usar.
Otra cosa, para el sobreengrasado utilizo mantecas y aceites
que tengan poco nivel de enranciamiento: karité, manteca de cacao o aceite de
coco, con ellos me siento supersegura.
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