lunes, 28 de enero de 2019

Pasta de almendras y harina de algarroba




Necesitaba un nutricosmético ¡ya! para aliviar esa piel "seca y tirante" que te deja las inclemencias del invierno, acentuada además en estos día por una falta de humedad preocupante, no llueve.

Elegí una mascarilla y mientras iba hacia la cocina para prepararla, automática e inconscientemente pensaba en los ingredientes que emplearía. Eché mano al primero, el aceite de oliva, y le siguieron los demás en un plan totalmente rutinario. Cuando los tenía todos encima de la mesa me dije "uf, qué pocas ganas de hacerla”. Pasa que a veces me siento hastiada cuando llevo temporadas largas sin cambiar de ingredientes, necesito estimular la imaginación para no aburrirme. Así que el aceite de oliva lo sustituí por el de linaza que utilizo, no muy a menudo, en ensaladas y platos fríos. La manteca (de cacao o karité) la reemplacé por pasta de almendras que suelo tener en la nevera para hacer galletas. Y la harina de algarroba en lugar de la de maíz o arroz. Me encanta cocinar con ella galletas, panes, espaguetis, cintas, raviolis... Es dulzona, con el mismo color del chocolate, estupenda para repostería y estupenda sus propiedades.

Y como la quería muy nutritiva le añadí miel y cera de abeja.

Me pongo dos pegotitos en los pómulos y masajeo un rato. La dejo el tiempo que tenga disponible retirándola después con una esponja húmeda. Ya está nutrida la piel, no hace falta crema.





Jabones con aceite y pasta de almendras, aceite de coco,
cera de abeja y sal


“La función de la cocina es transformar la materia en alegría”
(La química y la cocina; José Luis Córdoba)


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