Jabón de lavanda y hierbaluisa
Nutritiva de lavanda, hierbaluisa y zanahoria
"Si se piensa en ello, el sol ha estado aquí desde
siempre, y todos los individuos han estado expuestos a él", dijo Karina
Acevedo-Whitehouse, epidemióloga molecular de la Universidad Autónoma de
Querétaro, en México. "Por lo tanto, es una presión selectiva bastante
fuerte que el sol ha impuesto a los animales y que ha llevado a crear muchos
mecanismos para contrarrestarlo”. Algunos de estos mecanismos son obvios: el
pelo, la piel, la lana, las plumas y las escamas de muchos animales crean
una barrera protectora entre el sol y la piel. Estas adaptaciones son tan
efectivas que el único momento en que realmente fallan es cuando los humanos
intervienen. Por ejemplo, los cerdos domésticos (criados para tener menos pelo)
son más sensibles al daño del sol que sus primos salvajes.
Los elefantes y rinocerontes no solo tienen pieles más
gruesas, sino que también se cubren regularmente de polvo o barro para crear un
protector solar rudimentario. Los hipopótamos producen o diseñan un FPS de
marca propia, segregan un líquido escarlata por sus poros que se parece a la
sangre. En 2004, un grupo de científicos japoneses descubrió que los compuestos
de color rojo anaranjado en este líquido para recubrir la piel protegían a los
hipopótamos de los rayos UV.
Cuando las condiciones son extremas, la mayoría de los
animales se retiran a la sombra o se refugian en madrigueras. "Todo eso
está ayudando a los animales a sobrellevar la situación, de ahí que no veamos
muchas quemaduras de sol en estas especies”.
Desde abrigos protectores, hasta protectores solares hechos
por ellos mismos, pasando por la curación rápida... Estos animales inteligentes
al sol pueden algún día darnos las pistas que necesitamos para proteger de
forma eficaz nuestra propia piel.
Fuentes:
Live Science
Quo
¿Aprenderemos alguna vez a beneficiarnos del sol?