Es uno de los jabones más
solicitados. Sus principales ingredientes, lavanda, jazmín y arcilla rosa, le
confieren unas cualidades interesantísimas para pieles reactivas y sensibles
afectadas por dermatitis, erupciones, eccemas o acné.
Un cuarto ingrediente que va incluido,
siempre, es el aceite esencial de árbol de té. Antimicrobiano, antimicótico,
cicatrizante, regulador de grasa… un “curalotodo” natural contra infecciones e indispensable en este tipo de
jabones.
Me comentaba una chica con
problema de acné bastante rebelde que utiliza este jabón a modo de mascarilla.
Cubre el rostro con la espuma y aguanta un rato largo hasta que seca. A ella le
funciona mejor que bien, pero yo no lo aconsejo, la tendría no más de un par de
minutos y luego sí, completaría con una mascarilla, parecida a esta:
Dos cucharaditas de arcilla rosa
Una cucharadita de harina de
coco
Una cucharadita de polvo de
naranja
Una gota de aceite esencial de
árbol de té en cada aplicación.
Limpia, nutre, refresca la cara
y además es eficaz.
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