lunes, 16 de noviembre de 2015

Menta piperita. Jabón y crema

Aceite de menta piperita, aceite de rosa, argán, karité y cera de abeja

Os tengo que reconocer que, aunque gran parte de mi mundo gira en torno a las plantas, no me gustan las infusiones, pero siempre -soy muy disciplinada- las tomé.
De pequeña solo manzanilla, en aquella época no recuerdo otra. Y ahora, de mayor, todas las que me hacen bien, que son unas cuantas. 

Hace tiempo consulté a un nutricionista para que me diera algunas pautas de alimentación. Con bastante sentido común y dominio del tema me explicó cómo nuestro cuerpo rechaza, ya antes de tomarlo, alimentos que son incompatibles con él y se bloquea para defenderse. Un caso muy claro es el del azúcar, no le va nada y reacciona mal.

Su forma de orientar la dieta me gustó, no difería mucho de la mía, pero tocó algunos aspectos que yo no los había considerado y eran bastantes interesantes. Uno de ellos era referente a las plantas, su poder curativo. Yo algo las conozco, pero escuchándole recordé aquello de… “sólo sé que no sé nada”, su conocimiento era tan amplio. Me recomendó tomar jengibre, comino, cilantro, canela, albahaca sagrada (tulasi), orégano, aloe vera y menta piperita.
Y bueno, hasta ahora las voy alternando por temporadas según me las pida el cuerpo a excepción de la menta piperita que me la exige todos los días. Necesitándola tanto le pedí a mi marido que buscara un rincón del jardín para plantarla. De esto hace ya bastante y aún no hemos encontrado su sitio ideal. Acaban secándose. Y no lo entiendo, la orientación es buena, la tierra también, el agua…. no sé qué falla. En la zona crecen espléndidas y se reproducen en poco tiempo. Vaya, que de momento se la estoy comprando a un vecino, hasta que encuentre el lugar que le guste, pues pienso insistir.
Esta planta, ya lo sabéis, es superfresca; relaja, suaviza, estimula y tonifica por dentro y por fuera, tiene más de treinta principios antisépticos y antibacterianos (cineol, mentol, anetol, ácido cafeico…) que son excelentes remedios para tratar múltiples anomalías, así que no es de extrañar que haga también jabones y cremas con ella. En esta ocasión la mezclé con sándalo, para un jabón tónico y calmante.



Aceite de menta piperita, aceite de escaramujo, hidrolato de rosas y cera de abeja



Que llueva, que nieve, pero que aguante este otoño hasta el final del invierno


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