Hace calor y la piel pide
refrescos. Crema ligera, leche, tónico, gel…, lo que sea pero de fácil y rápida
absorción. Que hidratar sea una delicia y no un agobio. Que nunca la dejemos
con la sensación de poros obstruidos.
Soy muy
exigente con las cremas. No las uso a diario, mi piel aún se regula bien y puedo permitirme el
utilizarlas día sí día no. Dejarla transpirar y mantenerla hidratada es lo
mejor que puedo hacer por ella. De ahí me viene la obsesión de encontrar emulsiones
que la dejen "respirar". Y sí, no me canso de repetir que el agua y el aceite
cumplen estos requisitos a la perfección, pero ya que nos gustan otras texturas
busquemos las más idóneas.
Para mi, todas las emulsionadas con cera de abeja. Es la única que me deja con la sensación de "poro libre". Hace cremas untuosas y ricas y es tan natural.
En esta ocasión, como la quería ligera, le tuve que añadir un gelificante (al llevar más agua necesita de este ingrediente para darle estabilidad), pectina de manzana, y le di dos texturas diferentes. La de la derecha con un toque fresco que recuerda a un sorbete. Es mi elegida para este mes.
Para mi, todas las emulsionadas con cera de abeja. Es la única que me deja con la sensación de "poro libre". Hace cremas untuosas y ricas y es tan natural.
En esta ocasión, como la quería ligera, le tuve que añadir un gelificante (al llevar más agua necesita de este ingrediente para darle estabilidad), pectina de manzana, y le di dos texturas diferentes. La de la derecha con un toque fresco que recuerda a un sorbete. Es mi elegida para este mes.
De la hierbabuena... qué decir, destilarla fue una gozada, ya nos refrescamos sólo con su olor.
(Aceite y agua floral de hierbabuena con cera de abeja)
Bálsamo labial con aceite de hierbabuena, ricino y cera de abeja
Empezando a secar flores
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