lunes, 20 de abril de 2015

El jabón y la pompa, primos en la sustancia


De un sencillo jabón brota tu aliento.
La esfera te da forma
y a una gota de aire haces prisionera.
Después de quitarle al arco iris
un poquito de belleza,
ya estás dispuesta.
Es entonces,
cuando cabalgando la más pequeña brisa,
te pones en movimiento.

Para elevarte,
¡Que hermosa naciste!
y aun siendo tu vuelo caótico
y tu existencia un suspiro,
despiertas tanta pasión entre los chiquillos
que con sus boquitas soplando
corren, corren y saltan tras de ti,
para mantenerte flotando.

Tus viajes suelen ser fugaces
y tus aéreas evoluciones
tienen tanta gracia,
que provocas el deseo de atraparte;
pero con una finta, escapas.
Tú fácilmente no te entregas.
Te camuflas entre tus compañeras.
Subes y subes, del peligro
de momento te alejas.

Sencilla y magnífica pompa,
cuando el Sol tu superficie baña,
tu prisionero se caldea,
se altera y dilata,
reventando tu frágil defensa.
En ese instante dejas de ser burbuja.

Mas, en el alma y la memoria
perdurarás siempre, como “la pompa”.
Intacta, volátil,
como un lucero
desprendido de los cielos.
Mágica; pero delicada y huidiza esfera.

En algún momento
contemplándote,
alguien se verá reflejado
en tu esférico espejo
y pensará estar en tu interior
acompañándote al firmamento,
en un imposible viaje de regreso.

No te aflijas pompa
por tu efímera vida,
porque pocas cosas han gozado
de tanta belleza y gloria,
y a las que hayan dedicado tantos halagos
y versos.

                                                                                      Mariano Álvarez

Hoy, esta simpática poesía comparte protagonismo con el jabón. Yo, recontenta de que sea para mí y de poder guardarla en este diario.
  
El jabón es de oliva macerado con diente de león, aceite de coco, argán, extracto de pomelo y aceite esencial de naranja. 




 



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