Me encanta hacer este jabón para los chicos. Sin florecitas
ni dibujos coloreados, la clásica pastilla blanca cerosa, eso sí, con un toque
delicioso a incienso. Repito, me encanta.
Resulta simpático verles preguntar con un guiño si tengo “algún
jabón… sencillito … unisex…”, y casi siempre acaban llevándose el de naranja
con dibujos en rosa o el de lavanda con flores azules, vaya, los que suelo
tener. Qué majos, no tienen prejuicios y son bastantes fieles cuando algo les funciona,
no como nosotras, inmersas por siempre en la búsqueda del cosmético milagroso.
El jabón es de sal con aceite de oliva, incienso, jara y dos gotas
de cedro. Su vapor aromático en la ducha les rodeará de una atmósfera mágica y
misteriosa que ahuyentará los espíritus malignos, les alejará de las enfermedades
y equilibrará sus emociones, les abrirá una vía ancestral, donde no podremos acompañarles,
para reencontrarse con sus dioses.
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