El jabón que utilizo para esta crema no lleva aceite de coco ni cera virgen, ingredientes fijos en
casi todos mis jabones, solo le puse aceite de oliva, karité y un poco de girasol. Este último es uno de los aceites vegetales que más glicerina
produce en un jabón, pero al llevar pocos ácidos saturados no es aconsejable
utilizarlo en exceso. En varias ocasiones me enranció los jabones y
directamente lo eliminé, aunque poner una pequeña cantidad es interesante,
contiene vitamina A, B, D y E y antioxidantes naturales con un efecto calmante
sobre la piel. Sin embargo es el jabón indicado para convertirlo en crema
limpiadora, da una textura muy cremosa, suave, de poca espuma y cargada de nutrientes que va a limpiar la piel sin agredirla
Para hacer la crema disuelvo el jabón rallado en hidrolato, en este caso de rosas y lavanda, aprovechando así todos sus principios activos al no haber saponificación. Con unas gotitas de extracto de pomelo que ayudarán a conservarla.
Mejor la aplicáis con brocha (estupenda la que utilizan los chicos para afeitarse).
Fijaos en la cantidad de glicerina que tiene el jabón natural.
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