Somos lo que comemos. Cita muy utilizada en el campo de la nutrición y que cuesta llevarla a cabo. Los alimentos van a determinar lo que la sangre transporta a las células, toxinas o nutrientes. Unas u otras se manifestarán en nuestro organismo con el paso de los años. Así que hay que pensarse dos veces qué vamos a llevar a la mesa.
Igualmente ocurre con la forma de alimentar nuestra piel. Es una esponja viva que absorbe todo lo que pongamos en ella, apenas tarda cinco segundos en introducirlo en el torrente sanguíneo. ¿Cosmética natural o convencional?. No debería plantearse como elección, siempre natural. Además, es tan sencillo cuidar la piel desde casa. Un buen aceite de semilla, si no sabéis qué crema utilizar, es suficiente para nutrirla y tal vez, con el tiempo, si os animáis, podréis hacer vuestra propia crema, tan fácil como cocinar, al menos estaríais seguras de lo que os ponéis en la piel.
La mayoría de productos en cosmética convencional contienen ingredientes sintéticos que ofrecen una textura, un perfume, un color y una conservación, para su producción en cadena, a muy bajo coste y escasa calidad. Más de un 70% de su fórmula son derivados del petróleo. Componentes creados artificialmente y de poca afinidad con nuestra piel. Nada que ver con el extracto de una planta. Su estructura, como ser vivo, se asemeja bastante a la nuestra, por lo que nos garantiza la transmisión de sus propiedades favoreciendo el proceso de regeneración natural de la piel y, esto es importante, respetando su equilibrio.
Si buscáis una crema natural tenéis que leer la lista de ingredientes, ya sé que es pesado pero hay que hacerlo. En la mayoría de los casos los naturales están escritos en latín (nombre científico de las plantas), y los ingredientes de origen sintético son en inglés (nomenclatura química). Cuantos más nombres en latín, más componentes naturales. Y cuidado con la publicidad sofisticada, para esto, solo un poco de sentido común.
La crema lleva aceite de almendras dulces macerado con caléndula, aceite de argán, manteca de cacao y cera virgen. Con leche de almendras y agua floral de lavanda.