A veces donde consigo la cera me regalan trozos de panal con las celdillas aún llenas de miel. Les doy las gracias con un jabón de miel o polen, así fomentamos el trueque en el pueblo y damos un respiro a la moneda que está tan asfixiada. Me encanta conseguir así lo que necesito, conoces a la gente y valoras mucho más lo que te dan, tomates, manzanas, recetas... y algún que otro secreto.
Aprendí de ellos cómo se separa la miel de la cera. Hay que diluirlas en agua caliente, llevándose a ebullición durante muy poco tiempo, luego se deja reposar hasta que enfríe. La cera quedará flotando en el agua. Ya separadas, el agua sobrante, donde va disuelta la miel, se fermenta con un poco de levadura fresca, durante unos 8 días, con temperaturas entre 25 y 30 grados. El líquido se llama hidromiel o vino de miel. Se puede utilizar alcohol en lugar de levadura, ya va al gusto de cada uno, yo me decidí por el primero porque es más suave. Es una bebida dulce y rica.
Un jabón o una crema necesita muy poca cantidad de hidromiel, pero se nota, la textura es muy agradable, las propiedades excelentes y un olor auténtico a cera y miel. http://www.jabonesrositalancellotti.com/2011/11/jabon-de-miel.html
Los aceites del jabón son oliva, argán, manteca de cacao y almendras dulces, con cera virgen de opérculo. A la crema, con los mismos aceites, le añadí agua floral de lavanda.
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