Hay un lago en Senegal que es un espectáculo, se llama el Lago Rosa. Su color se debe a bacterias y a una alta acumulación de sales. Los indígenas que trabajan en la cosecha de la sal se untan con manteca de karité para protegerse de estas aguas tan ácidas, y aún así, ver la piel de algunos ancianos que trabajaron años en este entorno tan hostil te da escalofríos.
La manteca de karité tiene una elevada concentración de grasa y nos va a ayudar a cuidar la piel después de haberla expuesto a los rayos solares o a la salinidad del mar. Yo no aconsejo utilizarla mientras tomamos el sol, al ser aceite puede quemarnos.
Tampoco soy partidaria de las cremas con protección. Gorro, camiseta y sombrilla, en este orden y los primeros días acortar el tiempo solar, cada uno en función de su piel, ella es sabia y sabrá adaptarse incorporando sus propias defensas naturales, que no se activarán si la cubrimos con cremas fotoprotectoras.
Y no tener miedo al sol, fuente de vitamina D.
Os dejo un enlace, un poco largo pero llegar hasta el final que es muy interesante. Informa sobre la polémica que existe si debemos o no aplicar las cremas solares. Viene a decir que estas nos protegen tanto de los efectos dañinos del sol como de los saludables, que son unos cuantos. http://etcbloc.wordpress.com/2010/09/08/%C2%BFlas-cremas-solares-provocan-cancer/
La crema está compuesta por aceite de almendras dulces, manteca de karité y de cacao, argán, cera virgen y agua floral de cantueso (lavanda silvestre). El jabón además de los aceites mencionados lleva coco y oliva. Para el adorno pétalos secos de rosa y camelia.