Dicen los expertos que las algas y la piel son casi similares a nivel bioquímico, ambas sufren idénticas agresiones medioambientales.
Las algas son como pequeñas concentraciones de océano, cargadas de nutrientes, que absorben del mar las vitaminas, oligoelementos y sales minerales fácilmente asimilables por nuestras células cutáneas permitiendo, por su composición tan afín a la humana, una penetración casi total de los principios activos que devuelven elasticidad y salud a nuestra piel, aportando propiedades tonificantes, antiseborréicas, suavizantes y drenantes, destacando su capacidad regenerativa.